A las 6 de la mañana del domingo,
estábamos en la cama durmiendo, cuando de repente un ruido enorme nos
despierta.
Mi novio me dice.-“¿qué ha sido eso?”
A lo que respondo.- “algo se ha caído”,
-¿qué algo se ha caído?”,
-“si”,
- “¿no será tu padre?”,
-“No, ha sido algo en el salón”. Tal y
como lo dije, pensé “¡el Segrelles de mi madre!”.
Efectivamente el cuadro estaba en el
suelo, había resbalado por la pared, que dejó un poco cascada y había dado en
el respaldo de una silla que rompió y permanecía en el suelo como si lo
hubieran colocado allí.
Nos quedamos un rato mirando la pared
incrédulos, ¿cómo se había caído?, no había indicios de lo que había ocurrido,
las alcayatas estaban hacia abajo y nada más, el cuadro sólo tenía unos
rasguños de rozar con la pared imperceptibles y la pintura se había separado
del marco, nada más, lo peor se lo llevó la silla, un golpetazo y rota la parte
superior del respaldo.
Nos fuimos a la cama sin explicarnos que
había ocurrido, ¿cómo se habían podido dar la vuelta las alcayatas, así como
así?, un gran misterio. Cuando nos levantamos a desayunar tres horas más tarde,
mi padre me pregunta ¿para que has bajado el cuadro?, ¡no se había enterado de
nada!, se lo expliqué y se quedó tan incrédulo como nosotros, es inexplicable,
así por las buenas, sin explicación coherente se cayó el cuadro.
Yo dije para quitar hierro a lo
inexplicable: ¡habrá sido el fantasma!, es la respuesta que damos cuando en
casa pasa algo que no podemos explicar, que ya han ocurrido varias veces.
Y en eso quedó todo, ahora hay que
arreglar la silla y el cuadro enmarcarlo mejor y como si nada hubiera pasado,
pero menudo susto nos dimos, menudo ruido que hizo, parecía que se caía la
pared entera.
Bueno menos mal que fue de noche y no
cogió ha nadie debajo porque se hubiera llevado como mínimo un buen chichón.
¡Que susto! ¿Debería ir a 4º Milenio?, jajajajaja.
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